El olivar forma parte de nuestra historia, siendo un elemento indiscutible del paisaje y acervo cultural del mediterráneo desde hace milenios. Para los griegos y romanos era un árbol totémico, símbolo de
inmortalidad, paz, fuerza, victoria y esperanza.
Distribución del olivar en el Mediterráneo
Su distribución alrededor del mediterráneo ocupa grandes extensiones de terreno, casi 5.000.000 de hectáreas en Europa, de las cuales, algo más de la mitad se ubican en España.
Andalucía es la región que más superficie agrícola dedica al olivar con aproximadamente 1.500.000 hectáreas, siendo Jaén la provincia con mayor número de olivos.
En España, la crisis ambiental del olivar se inicia a finales de los años 80, con la entrada de nuestro país en la Política Agraria Común, momento en el que se produjo la intensificación del olivar y se eliminó sistemáticamente todo aquello que no fueran olivos, sin escatimar insumos (insecticidas, herbicidas, etc.), ya que todo aquello que no produjera aceitunas estaba de más. Este proceso se ha cobrado un gran peaje ambiental, provocando la pérdida de buena parte de la biodiversidad del olivar y ocasionando una profunda degradación de sus servicios ecosistémicos.
El olivar es un cultivo estratégico para recuperar biodiversidad; por sus características de cultivo permanente y forestal, por su distribución a lo ancho de la cuenca mediterránea (el principal punto caliente para la biodiversidad en Europa) y por su carácter de planta nativa del entorno mediterráneo.
Además, rodea a muchos de los principales Espacios Naturales Protegidos, pudiendo actuar a modo de gran corredor ecológico entre estos espacios.
¿Por qué el proyecto
olivares vivos?

La obsesión por producir, ha llevado al olivar a una situación insostenible ambiental, económica y socialmente.
El objetivo del LIFE Olivares Vivos es revertir esta situación, incrementando la rentabilidad del olivar a partir de la recuperación de su biodiversidad. Para ello, abordaremos la crisis ambiental y económica del olivar de forma conjunta a través de un proyecto demostrativo, capaz de establecer y certificar un modelo de olivicultura rentable y compatible con la conservación de la biodiversidad, posicionando dicho modelo productivo como un valor añadido reconocido y rentable en el mercado del aceite.